Venían desde Acatlán. Eran hombres y niños con rostros de madera. La danza de Tecuanes avanzaba sobre Calzada de Guadalupe, hacia La Villa , demostrando la bravura del hombre mixteco. Vestían de lentejuela y chaquira para enfrentar a la bestia que se alimenta de hombres. En su peregrinar al Templo Mariano renuevan su fe y reafirman su cultura forjada hace más de doscientos años. Ocultos tras los rostros ancianos, debajo de sombreros de palma y mecate, en el orificio de la lentejuela van hombres necesitados de liberar el alma. ¡Qué temores más grandes que el “tecuani” deben combatir!
(Peregrinación a La Villa de habitantes de Acatlán, Puebla, sobre Calzada de Guadalupe, el 5 de diciembre de 2010)
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