Crónicas

Caminar en México DF

Hace cinco años abandoné todo intento por tener un automóvil y empecé a redescubrir mi ciudad. A pié (y a veces en bici) me encuentro con sitios insospechados, aún en zonas que se supone que ya conozco bien.

Lo mismo en las grandes y famosas avenidas que en sus calles escondidas, la ciudad de México siempre nos regala una imagen, una vivencia, un personaje nuevos que nos hacen reflexionar y repensar nuestro concepto de comunidad y pertenencia
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martes, 23 de agosto de 2011

Estridencias


En Cosamaloapan aprendió las costumbres y cultura de su pueblo, como el gusto por la música. Se trasladó con su talento a la Ciudad de México, donde lleva un pedacito de esas raíces por las calles, tocando música regional para los viandantes, pero el ruido que caracteriza a la Ciudad juega en su contra. Cuando alguien quiere escuchar las notas que salen de sus dedos sobre las cuerdas, debe acercarse mucho. Es en ese momento cuando uno se percata del ruido que nos envuelve, del caos que lo invade todo y anula en ocasiones hasta las notas más bellas. Pero este joven no se rinde, se le ve casi todas las tardes llevando su música por las calles del Centro Histórico a cambio de unas monedas, peleando contra las estridencias de la vida.

(Foto tomada con iPhone frente a la Plaza Juárez, el 19 de julio de 2011)

lunes, 22 de agosto de 2011

Aferrados a la vida


En el camellón de la avenida Salvador Díaz Mirón, ya en la zona norte de la ciudad, se encuentran un par de hospitales, uno de ellos especializado en atender a la mujer. Casi frente a ese hospital fue plantado hace muchos años este árbol que, al ir creciendo, extendió sus raíces para asirse a la tierra, como brazos, garras, grandes dedos que se aferran a la vida, como muchas mujeres que llegan cada día al área de urgencias de ese hospital.

(Foto tomada con iPhone en la colonia Santo Tomás, el 24 de julio de 2011)

viernes, 19 de agosto de 2011

Incomunicados pese a todo


En el cinema Lumiere, muy cerca del Paseo de la Rerforma, se exhiben películas que no se distribuyen comúnmente en la cartelera comercial. En su pequeño lobby hay apenas tres o cuatro mesas y sillones individuales para quien quiera esperar la hora de la función o que su acompañante llegue. Acudir al cine es también convivir, socializar, interactuar, pero en algunos casos también es evadirse e ignorar a la otra persona por unos instantes, aunque se esté atado o atada a ella por otras razones (el matrimonio, por ejemplo). Y ese aislamiento o soledad a veces inicia aún antes de la función.

(Foto tomada con iPhone, en Cinema Lumiere, en calle Río Guadalquivir, el 7 de agosto de 2011)

jueves, 18 de agosto de 2011

Altar del taxista




Frente a la estación del Metrobús "El Caminero", al sur de la ciudad, se encuentra una base de taxis. No hay infraestructura apropiada para ese sitio de taxis, como casi ninguno otro lo tiene en la capital. Aprovechan una bahía de estacionamiento para estacionarse y esperar a sus clientes. La oficina para despachar el pasaje consta de un viejo mueble de madera, una lona para cubrir el lugar del frío, viento y lluvia y un altar. La imagen de la Virgen de Guadalupe destaca en todo este conjunto de improvisaciones, y es tal vez el elemento que más cuidados recibe de la despachadora y los choferes. Así es este pueblo, devoto hasta en sus irregularidades.