En Cosamaloapan aprendió las costumbres y cultura de su pueblo, como el gusto por la música. Se trasladó con su talento a la Ciudad de México, donde lleva un pedacito de esas raíces por las calles, tocando música regional para los viandantes, pero el ruido que caracteriza a la Ciudad juega en su contra. Cuando alguien quiere escuchar las notas que salen de sus dedos sobre las cuerdas, debe acercarse mucho. Es en ese momento cuando uno se percata del ruido que nos envuelve, del caos que lo invade todo y anula en ocasiones hasta las notas más bellas. Pero este joven no se rinde, se le ve casi todas las tardes llevando su música por las calles del Centro Histórico a cambio de unas monedas, peleando contra las estridencias de la vida.
(Foto tomada con iPhone frente a la Plaza Juárez, el 19 de julio de 2011)