Crónicas

Caminar en México DF

Hace cinco años abandoné todo intento por tener un automóvil y empecé a redescubrir mi ciudad. A pié (y a veces en bici) me encuentro con sitios insospechados, aún en zonas que se supone que ya conozco bien.

Lo mismo en las grandes y famosas avenidas que en sus calles escondidas, la ciudad de México siempre nos regala una imagen, una vivencia, un personaje nuevos que nos hacen reflexionar y repensar nuestro concepto de comunidad y pertenencia
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sábado, 11 de diciembre de 2010

El sabor del lujo


En la calle peatonal Fray Pedro de Gante, mejor conocida simplemente como Gante, se encuentran varios cafés, bares y restaurantes que colocan mesas afuera de sus locales. Son estos lugares los más demandados por la clientela. Un día que no recuerdo con exactitud encontré una mesa vacía. Era una tarde calurosa de abril, y era sábado o domingo. Tomé café mientras observaba la actividad de la calle. Tenía mi cámara fotográfica porque había caminado por el Centro Histórico para tomar fotos.
Creía haber logrado buenas imágenes ese día de fachadas, de la calle Madero que estaba en remodelación, de paisajes de la ciudad desde la terraza del Museo del Estanquillo. Ninguna de esas fotografías superaría las que habría de captar mientras tomaba café, cuando vi a este hombre buscar afanosamente en el bote de basura y luego tomar los restos de una bebida comprada en la lujosa cafetería Starbucks.
Me olvidé de las demás fotos y me quedé con el terrible sabor de estas últimas.

(Fotos tomadas en la calle Gante, en abril de 2010)


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